Befesa premia como Proyecto Solidario nuestro manzanal ecológico de Villamarciel (Valladolid)

29/11/2022

La multinacional Befesa, líder mundial en la gestión y el reciclaje de residuos peligrosos para las industrias del acero y el aluminio, ha premiado en la quinta edición de su Concurso de Proyectos Solidarios al manzanal ecológico de casi una hectárea que Fundación INTRAS tiene en la localidad vallisoletana de Villamarciel. La explotación, de 500 árboles frutales y en la que se forman personas con problemas de salud mental, recibió el segundo premio de este concurso internacional, ‘ex aequo’ con un proyecto chino, mientras que el primero fue para un proyecto estadounidense.

‘El punto del manzanal’ es una explotación agrícola ecológica de 0,86 hectáreas con cuatro variedades de manzanos, cerezos, ciruelos, perales, membrillos e higueras, que tiene como objetivo dar formación y mejorar la empleabilidad de personas con discapacidad dentro de EnSuma, la línea de empleo social de INTRAS.

Tres ejecutivos de Befesa -la directora global de Recursos Humanos y RSC, Lucía Gómez del Río; el responsable de Recursos Humanos, Luis Pérez Ribelles; y el director comercial de Valladolid, Eduardo Roncero Alonso- han visitado la explotación junto al director general de la fundación, Pablo Gómez Conejo, en una mañana de finales de noviembre, fría y soleada, en la que se habló de la importancia creciente del empleo social y de su capacidad como herramienta integradora en la comunidad. En la visita, los responsables de la empresa conocieron las instalaciones y a varias de las personas que se forman en ellas, a la que entregaron un diploma conmemorativo del galardón.

Los propios trabajadores de todas las plantas y oficinas que Befesa tiene en Europa, Asia y EEUU son los que presentan las candidaturas a este Concurso de Proyectos Solidarios, que tiene un carácter interno. En el proceso de selección de los proyectos ganadores, la multinacional tuvo muy en cuenta el doble objetivo de recuperación que INTRAS plantea con el manzanal: el medioambiental, al dar una nueva vida a este espacio agrícola que se encontraba abandonado; y el social, al apostar por la recuperación de proyectos de vida de personas con enfermedad mental a través de su preparación para el empleo en el pujante sector de la agricultura ecológica.

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